domingo, 1 de noviembre de 2009

Más leña al fuego

Aquí tenéis un nuevo texto, extraído de un suplemento del diario Levante, para que sigáis reflexionando sobre el supuesto sexismo de nuestro idioma. Es muy interesante que contrastéis las ideas de Ángeles Caso y de Javier Marías sobre el tema.

Ángeles Caso, "Los y las".

5 comentarios:

  1. Ya estamos otra vez dándole cuerda al asunto, viendo las feministas como sus propuestas generan escándalo en la sociedad, empujándolas a malgastar su derecho de reclamo, ¡Viva la libertad de expresión!

    Después de esta sutil introducción, empezaré el análisis del articulo de la escritora Ágeles Caso, espero no ser muy hostil.

    La señora Caso, establece una crítica mucho más moderada que la expuesta por Javier Marías, desde un punto de vista diferente.
    Ángeles expone una defensa, de las feministas, sólida basada en la utilización de los genéricos (la ciudadanía, la humanidad, la infancia...) en lugar de los "sexismos" (ciudadano, hombre, niño...
    Es un argumento bastante firme, porque en realidad, es la propuesta más ecuánime que conozco y, llegado el punto en que las revolucionarias del lenguaje ganaran la batalla, el uso de los génericos sería un cambio bastante justo para ambos sexos.
    Diciendo esto yo solo me estoy contradiciendo, porque... ¿por que admito que este cambio es justo en un futuro y no lo reconozco en estos momentos? La respuesta es simple y digo lo mismo que con Javier Marías, para mi, la lengua que se debe registrar e imponer es aquella que habla el pueblo ,o ya metidos en el tema, la ciudadanía, y creo que los genéricos ya están registrados. Por esto he llegado a la conclusión que estos grupos radicales feministas quieren imponer una dictadura lingüística, dictando como deben hablar los políticos y los comunicadores, lo que se debe enseñar en los colegios, etc.

    Esa ha sido mi primera crítica, la segunda viene a continuación.
    Anteriormente he caído en su trampa, ciegamente, aceptando el uso de los genéricos, pero si nos ponemos todos en plan "justos", como ustedes queridas, gran parte de los genéricos son femeninos: LA ciudadanía, LA humanidad, LA población, LA adolescencia, etc. No me digan exagerado porque tengo a mano replicas fáciles, ya que los cambios que ustedes sugieren sería algo descomunalmente exhaustivo.

    Avanzando en el artículo, estoy de acuerdo con Ángeles Caso en las injustas etiquetas que reciben la mayoría de de mujeres (p.e zorra, putón) sabiendo que los hombres se merecen mucho más estos sellos, aunque estos los reciben como halagos y las mujeres como insultos. Esto indica que si que es verdad que la sociedad esta conceptuada en una base un tanto machista.
    Esto, tal vez, con el tiempo se solucione, pero creo que todo lo bueno seguirá siendo "cojonudo" y todo lo malo un "coñazo".

    Compartiendo la opinión con Ángeles me había relajado, pero continuando leyendo el articulo me vuelvo a encender. Me repito con mi especulación de la dictadura lingüística, porque, aunque de manera suave, la sra. Caso ya está sentenciando que las mujeres se están masculinizando, deje a la población que hable como quiera, si se siente despechada porque la mayoría de las mujeres no apoyan esta feminización exhaustiva del lenguaje no lo pague con la RAE ni con ninguno de nosotros, admita su derrota y no contaminen nuestra lengua, por favor.

    Por lo menos he cumplido su ruego, creo que he realizado una profunda reflexión.
    Gracias Ángeles Caso, rastreadoras y compañía por hacerme pasar ratos entretenidos como este.

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  2. "¡Estás loca mujer! Pa que escribes tanto si no te valen pa na esas palabras, tanta escritura pa na, ¡qué estás loca! Que parece que... que parece que no te funcione bien el coco, que tengas parano... paranoias de esas que tiene la gente que no está bien de la cabesa."

    Arriba encontramos una reproducción bastante acertada de lo que está intentando hacer esta mujer, nada más y nada menos que sacar las cosas de su registro. ¿Cómo se le puede ocurrir a alguien sacar de un caso concreto una norma de tamaña ingenuidad? Creo que ésta no es ni mucho menos la manera de defender los argumentos de una persona, el método sería más bien, a partir de términos generales sacar una norma concreta.

    Lo que esta mujer propone no es un mero cambio de genéricos, ¡sino convertir el registro administrativo en el registro estándar! ¡Atentos a semejante atentado! Nada más ni nada menos pide que se convierta en una lengua perfectamente técnica, es decir, una lengua que no de lugar a NINGÚN TIPO DE CONFUSIÓN, y lo que es todavía aún más grave si se aplica esta norma a todas las pautas del lenguaje, el fin de los dobles sentidos y del lenguaje literario. Puede contraatacar diciendo que solo lo quiere aplicar al supuesto machismo, pero nos quedamos con la misma, ¿sólo le interesa la lengua para sus intereses y para demostrar que tiene la razón absoluta? Si es así no merece ni nuestra consideración, si se quiere acabar con las confusiones que se acabe con todas.

    Por otro lado, lo que esta señora "olvida" mencionar es el hecho de por qué se quiere cambiar las relaciones de las normas ortográficas, es decir, quiere que pasen de ir del pueblo al diccionario a ir del diccionario al pueblo, como bien han comentado anteriormente, toda una dictadura lingüística.

    Todo ésto por unas absurdas confusiones que pueden aparecer en contados casos.
    También en el lenguaje científico encontramos nombres que impiden totalmente la confusión entre varias cosas, y me jugaría la mano derecha a que nuestra querida Ángeles no llama a nuestros perros Canis familiaris, o a la sal Cloruro de sodio, aunque como bien sabemos puede haber confusión con otros animales o con otras sales.

    Si lo hace, llegamos a las mismas, lo único que quiere es una lengua para perfectos robots y no para imperfectos humanos, si su sofisticado cerebro le dicta esto, le aconsejo que empiece hablar con ceros y unos y que deje en paz a la gente de a pie.

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  3. UN PAR DE CONSEJOS

    Me alegro de que se esté animando el cotarro y de que compartáis vuestra opinión en el blog. Tanto en el comentario de "Danónimo" como en el de "Hanónimo" aparecen observaciones muy interesantes, como afirmar que en las propuestas de la autora hay un trasfondo de dictadura lingüística, ya que se debe ir del pueblo al diccionario y no a la inversa. También está muy bien que hagáis concesiones, como es el caso de "Danónimo", que acepta como solución el uso de algunos términos genéricos y reconoce el valor peyorativo de determinados femeninos ("putón", "coñazo", etcétera).
    Dicho esto, ha llegado el momento de haceros una recomendación para mejorar vuestras valoraciones. No me refiero a algunos errores de acentuación o sintaxis que se os han colado (ya os pasaré la corrección en clase), sino a un aspecto más importante: el tono. Tenéis que ser más respetuosos y prudentes por dos razones:
    a) Normalmente, el creador de un texto sabe más sobre el tema que nosotros, los lectores. Ello se debe a que se ha documentado sobre el asunto o es un autor de prestigio y renombre con un currículo cultural apabullante a sus espaldas (tal es el caso, por ejempo, de Ángeles Caso, recientemente galardonada con el Premio Planeta de Literatura).
    b) En segundo lugar, no siempre sabemos qué opina quien lee nuestros comentarios. Podemos opinar lo que queramos ("¡Viva la libertad de expresión!", como dice Danónimo), pero siempre de manera prudente, sin agresividad. Imaginaos que el corrector de las Pruebas de Acceso a la Universidad piensa igual que la autora del texto y, de repente, lee algo como "¡Estás loca, mujer!". Eso no se puede escribir en un comentario, hay que tener más respeto. No ridiculicéis ni descalifiquéis al contrario, pensad en que podéis ofender con vuestras palabras.

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  4. UNA IDEA PARA LA CRÍTICA

    Aquí lanzo al vuelo una sugerencia para valorar el artículo de Ángeles Caso. Independientemente de que estéis a favor o en contra de la tesis defendida por un autor, a un texto se le debe exigir coherencia. No se puede proponer una medida lingüística "no sexista", como el uso del plural repetido ("los hombres y las mujeres", "los ciudadanos y las ciudadanas"...), y no aplicarla sistemáticamente en el mismo artículo. Os propongo que localicéis cuántas veces se contradice Ángeles Caso a lo largo del texto. Ahí sí que tenéis un buen filón para ponderar el artículo de forma objetiva e irrefutable.

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  5. Andrea López Zanón20 de mayo de 2010, 19:07

    Como bien dice el texto, es sabido por todos que lo que ha creado el ser humano desde que la vida es vida no es más que el reflejo de toda su voluntad, de sus pensamientos y de sus ideologías (y digo no es más... !cómo si fuera poco!).
    Haciendo repaso por la historia que hemos formado, me doy cuenta de muchas cosas, destacando el hecho de la superioridad masculina frente a la femenina trasladada incluso a la lengua que hablamos... ¿qué podemos hacer con ese machismo oculto en nuestra manera de comunicarnos?
    Lo ideal sería hayar sustantivos, adjetivos y todo tipo de palabras que designaran a ambos sexos por igual; pero como la lengua es un proceso de evolución histórico basado en miles y miles de cambios lingüísticos y no es, muy a nuestro pesar, una máquina de formar palabras al antojo de cualquiera, esa idea queda lejana e improbable.
    Otra solución sería la ya aplicada: exponer los dos sexos a la hora de comunicarnos; pero todo eso resulta demasiado pesado, por no mencionar el peligro que sufres por aplicar esta idea a ser juzgada como Feminista incontrolabre, sólo por reclamar lo que no deberíamos reclamar por ya tenerlo: el reconocimiento imparcial (¿sabe la gente a lo que me refiero, o debo detenerme más tiempo?).
    Entonces... ¿qué debemos hacer?
    La respuesta más sencilla es seguir designando los dos sexos, por muy aparatoso que sea, porque no podemos permitir que la labor de la mujer se pierda en el camino; o que la acción de la misma quede oculta en un símbolo masculino, como si fuesen los hombres los que movieran el mundo (no queriendo decir con esto que sea la mujer quién lo haga); o que la importancia de la mujer, que fijaos si es, que da vida a cada hombre en este mundo, quede borrada en esta lengua que utilizamos.
    Como esperanza, lanzaré una idea al aire para todo aquel que quiera pensarla (como diría Chema, para eso estan las ideas, para pensarlas, si no... no existirían):
    si la evolución de la lengua, como he dicho al principio y como dice la autora del artículo, es el reflejo de toda nuestra evolución como seres humanos y como especie, cabe pensar que, por esa regla de tres, si continuamos luchando por el reconocimiento femenino, quedará plasmado en nuestra lengua...
    ¿no creeis?

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